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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

www.surda.se

 

 

15-06-2016

 

TRAS EL "GOLPE BLANDO"

 

¿A dónde irá Brasil?

Dilma al filo. Por Ombú.

 

SURda

Brasil

Opinión

Eduardo Lucita

 

Brasil acaba de poner su futuro entre paréntesis. El impeachment ha triunfado, la presidenta Rousseff ha sido separada de su cargo por 180 días y la suplantará el vicepresidente Temer, antiguo aliado devenido en feroz opositor. El país ingresa en un período de fuerte inestabilidad política y de alta conflictividad social.

El impeachment no es un golpe en sí mismo, está incluido en la constitución de Brasil y se lleva adelante a condición de comprobarse un “crimen de responsabilidad”. Así fue en 1992 con el juicio político y la destitución de Collor de Melo acusado de múltiples casos de corrupción, lo que fue percibido como un fortalecimiento del régimen democrático. Nada de esto está sucediendo ahora. El juicio político contra Dilma Rousseff no tiene bases jurídicas, son los poderes económico, mediático y judicial los que han urdido esta acción destituyente que viabilizan a través del poder judicial. Se trata entonces de lo que se conoce como un golpe “blando”, que no recurre a la fuerza militar como en otras épocas sino a una maniobra política-institucional que busca la destitución presidencial, no en un acto sino en un proceso ya que el régimen de la democracia burguesa, no obstante la pérdida de credibilidad de las instituciones, sigue funcionando.

La situación abierta profundiza aún más la regresión de los gobiernos progresistas en la región y no debe verse solo como producto de las contradicciones internas en Brasil, sino también como un eslabón más de la ofensiva de las corporaciones y los países centrales, que el imperialismo ya experimentó en Honduras y Paraguay.

Un trasfondo económico

Seguramente si la crisis económica no tuviera la profundidad y gravedad que si tiene –el PBI cayó 3.8 el año pasado y se estima volverá a caer este año- esta crisis política que inició en 2013, se profundizó en 2015 con las evidencias del “lava jato” (lavado rápido) que llevó a la cárcel a muchos de los principales empresarios del país y que alcanzó su clímax en estos días, no se hubiera alcanzado.

Se trata de la peor recesión económica en casi nueve décadas, motorizada por la debilidad del crecimiento global, la caída de los precios internacionales y las políticas de ajuste del gobierno Rousseff. Se caracteriza por un alto nivel de endeudamiento público cuyos intereses constituyen una fuerte carga sobre el presupuesto anual; un elevado déficit fiscal; una seria desindustrialización del país; una tasa de inflación superior al 9%; la caída de los salarios reales y una desocupación que ha trepado al 10.2%. En el año 2015 se perdieron 1.5 millón de puestos de trabajo, en un país que ya tiene 11 millones de desocupados.

La contrapartida de este cuadro económico es la dramática crisis política-institucional derivada de la embestida derechista por remover a la presidenta y el creciente malhumor social por el deterioro de las condiciones de vida y la corruptela generalizada.

La doble moral de la derecha

“La criminalidad y la indecencia deben ser juzgadas desde la decencia y la probidad republicana y acá se está dando al revés” sentenció Luis Almagro, Secretario General de la OEA. Es conocido que Brasil muestra una corrupción estructural que desde hace años corroe todas las instituciones del Estado y que alcanza a todos los partidos sin excepción -más del 50 por ciento de los senadores y diputados de la Nación están alcanzados por denuncias de corrupción y muchos comparecen ante la justicia-. Pero no es por un hecho de esta naturaleza por la que está siendo juzgada la presidenta Rousseff –no se la ha podido vincular a hecho alguno de corrupción- sino por las llamadas “pedaleadas fiscales”.

No es por un caso legal concreto sino por uno político. Operaciones financieras entre ministerios, empresas estatales y otras áreas gubernamentales, atrasando pagos a la banca para reasignar recursos y mantener planes sociales y subsidios a la agricultura en un período de ajuste. Estas operaciones no constituyen un delito en sí mismas, se trata de decisiones políticas que pueden ser juzgadas de una u otra forma pero no más que eso.

"Ella no robó nada, pero está siendo juzgada por una banda de ladrones" (New York Times del 15 de abril) esta sentencia periodística sintetiza magníficamente lo que hemos visto por TV cuando la votación en la cámara baja. Gran parte de los diputados ni siquiera se refirieron al famoso “pedaleo”, por el contrario encabezados por Eduardo Cunha, hoy separado como presidente de la cámara de diputados -investigado en el caso Petrobras por tener millones no declarados en Suiza y un altísimo nivel de vida- invocaron a dios, a los militares golpistas del ‘64, a la insatisfacción social generalizada, a la corrupción, al desempleo, pero no a lo que estaba en discusión. Dejando en claro así que la acusación era jurídicamente inconsistente y que se trataba de aprovechar la crisis económica y la impopularidad de la presidenta para removerla del cargo que ganara en elecciones poco tiempo atrás.

¿Adónde irá Brasil?

Todo indica que la crisis económica seguirá su curso o se profundizará aún más, afectando a otros países de América latina, particularmente a la Argentina. Las instituciones de la democracia representativas están totalmente degradas mientras que el gobierno provisorio -que ya anunció un duro ajuste fiscal junto con reformas laborales y a la seguridad social- está teñido de ilegitimidad. No sería errado pensar que será un gobierno débil en el marco de una fuerte inestabilidad política y de movilizaciones sociales crecientes.

Lo más probable es el fin del ciclo de los gobiernos del PT, al menos como los hemos conocido hasta ahora, sustentados por alianzas a derecha y la compra de apoyos legislativos como forma de sostener la gobernabilidad. Pero esto no implica descartar a priori un nuevo triunfo si hubiera elecciones anticipadas y Lula fuera candidato. Pero esto implicaría depurar al partido de las múltiples formas de corrupción que también lo corroen, de que ponga fin a sus relaciones privilegiadas con los capitales del agronegocio y el sector financiero y que logre reenlazar la relación con los sindicatos y los movimientos sociales, que coyunturalmente lo apoyan contra el golpe.

Dilemas de la izquierda

Rechazar el golpe blando es una obligación política de primer orden, pero esto no implica en forma automática defender a un gobierno que es poco defendible. Un gobierno de origen popular que ha concluido aplicando un ajuste duro que la derecha considera insuficiente, que ha hundido al país en la peor recesión en décadas, que se ha aliado con las grandes corporaciones y la banca y que terminó abriendo el camino para el embate de las fuerzas más conservadoras y reaccionarias del país. En este dilema se debate hoy la izquierda brasileña, que repercute también entre nosotros.

Unir todas las fuerzas sociales y políticas para enfrentar las políticas de austeridad, defender los derechos sociales conquistados, luchar contra la violencia represiva y exigir el inmediato llamado elecciones o a una Asamblea Constituyente parece ser para la izquierda anticapitalista un camino independiente de las fuerzas políticas dominantes, mientras se apuesta a un cambio favorable en la relación de fuerzas.

Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI –Economistas de Izquierda- de Argentina

Fuente: http://www.vientosur.info/spip.php?article11270

13/5/2016

 

El programa de gobierno de la banda de ladrones

Juan Luis Berterretche

“Ella (Dilma) no robó nada, pero está siendo juzgada por una banda de ladrones”
The New York Times, 15 abril 2016

Dos días antes de la votación en el senado de la separación de Dilma Rousseff de la presidencia de Brasil por 180 días -trámite previo para expulsarla- el nuevo presidente de la cámara de diputados, Waldir Maranhão (PSB), que sustituyó a Eduardo Cunha, decidió por medio de una maniobra burocrática anular todo el proceso de impeachment aprobado en diputados y pronto para votar en senadores el 11 de mayo. Era obvio que no se podía detener la anulación del mandato de DIlma: se trata de una resolución tomada por el conjunto de la gran burguesía brasileña, y en especial de su oligarquía financiera en acuerdo con el imperialismo estadounidense. Luego de una amenaza de los principales partidos golpistas (PMDB, PSDB, DEM, PSC, PPS, etc) de quitarle el mandato, Maranhão dejó sin efecto la maniobra.

¿Democracia representativa?

Desde el comienzo de la segunda presidencia de Dilma Rousseff con el nuevo congreso votado en 2014, en base a una ley que permite el financiamiento empresarial de campaña electoral, el poder pasó a manos de un legislativo rehén de los parlamentarios que comercian sus votos, que son mayoría aplastante y sin ninguna diferencia en las dos instituciones del congreso. Lo que el NWT denomina la banda de ladrones, domina tanto en diputados como en senadores.

El impeachment a Dilma obtuvo 367 votos de los 513 integrantes de la cámara de diputados, o sea más del 70% de los legisladores se reconoció como parte del golpismo corrupto. Y mientras se votaba, desde la presidencia de la cámara se corrió la voz que se ofrecían R$ 2 millones (más de 550 mil dólares) por el voto positivo al impeachment, para algún indeciso de último momento.

Los votos pro-golpe pertenecían a la mayoría de los 28 partidos con representación parlamentaria, de los cuales no llegan a cinco los que tienen algo parecido a un pensamiento político, o alguna definición que pueda ser considerada con indulgencia como “programática”.

Los varios partidos que reúnen a los evangélicos, por ejemplo, se financian en negocios de lavado de dinero hacia offshores, conducidos por “pastores” multimillonarios comerciantes de una fe que promueve la intolerancia medieval. Son las varias decenas de corruptos que dedicaron a dios sus votos por el impeachment, en la patraña “legislativa” del 17 de abril. Bajo la conducción “evangélica” de Eduardo Cunha, presidente de la cámara de diputados hasta el 5 de mayo, y lobista de la mayoría de los parlamentarios elegidos por las empresas que pagaron a través de él, sus campañas electorales. Por supuesto, con jugosas comisiones de intermediación. Y ahora separado del cargo por el máximo organismo de la Justicia: el supremo tribunal federal (STF) luego de meses de acumularse toda clase de denuncias de corrupción en su contra, por innumerables trapacerías de todas las clases.

El PMDB del vice-presidente Michel Temer, es un frente único de oligarquías estaduales sin ninguna preocupación por formular un programa nacional, más allá de la defensa de los privilegios políticos y económicos conquistados en cada estado y región a lo largo de los años.

De modo que un nuevo gobierno del actual vice-presidente Temer deberá ejercer la presidencia como rehén y parte de la banda de ladrones, donde las siglas de los partidos, sus programas inexistentes o la disciplina partidaria a nadie le importa. Lo que significa que todas las votaciones parlamentarias tendrán que ser compradas -como hasta ahora- con dinero “vivo”, con cargos o prebendas.

A la cámara de diputados, bajo dominio de la banda de ladrones no la van a convencer de un programa para el golpe con argumentos de economía política, son delincuentes reincidentes con múltiples causas abiertas a distinto nivel judicial.

De manera que el sistema constitucional presidencialista de Brasil de dudosa integridad, ahora dejó de existir. Y el actual sistema político no se puede denominar como democracia representativa. No estamos sólo frente a un golpe. El próximo gobierno será la dictadura lisa y llana de una banda de ladrones. No hay que esperar entonces ninguna clase de de honestidad política, ni de condescendencia con las reivindicaciones sociales y populares.

Hay que tener claro a qué situación se enfrenta desde ahora la población. Y esto tiene enormes implicanciones no sólo respecto al rumbo que tomará la economía del país que ya va encaminada al desastre y a su sumisión a los intereses estadounidenses. Es momento de prever cuál será el destino de los derechos y libertades que rigieron, con muchas limitaciones, hasta ahora en Brasil.

En una nación en donde ya se ejerce el terrorismo de estado contra los favelados, los pobres de las periferias urbanas y en especial sobre los jóvenes negros y pardos que han sido asesinados por centenas de miles en lo que va del nuevo siglo; en una sociedad donde el racismo es estructural e institucional y se ejerce sobre más de la mitad de la población; en un Brasil donde la tortura no es excepción sino la práctica usual en las hacinadas cárceles del país, en las unidades de policía pacificadora (UPP) y locales policiales de las ciudades; en un extenso ambiente rural donde la justicia garantiza impunidad a los pistoleros a sueldo de los terratenientes, de la agroindustria, de los deforestadores, hidroeléctricas y corporaciones extractivas de minerales; sería un grave error apostar algo a un iluso diálogo democrático.

Se trata de un país en donde hasta hoy lo peor de la represión es selectiva sobre determinados sectores de la población con menores defensas o recursos. Pero a partir de ahora, es necesario prever que el cambio de gobierno tiende a desembocar en una actitud represiva generalizada frente a una rebelión juvenil, al descontento de los asalariados, o la movilización de movimientos social-políticos fuertes como el MTST (movimiento de trabajadores sin techo) o MST (movimiento de trabajadores sin tierra) en la cúspide de un archipiélago de movimientos sociales surgidos de la crisis del PT y de los partidos políticos en general. Y que la violencia oficial se expanda a todos los niveles, con el objetivo de defender y expandir los pilares principales de la desigualdad social que desde las movilizaciones juveniles de junio de 2013, está siendo cuestionada por distintos sectores de la población

Hasta hace muy pocos años el cuento de la “democracia racial brasileña” era aceptado con ingenuidad por la población afro-descendiente sin gran resistencia. Ahora gran parte de ella es consciente que tiene menores ingresos, oportunidades y derechos civiles y sociales que los blancos y enfrenta esa injusticia en varios planos y en forma radical. En especial el feminismo negro actúa como vanguardia de ese proceso.

Hoy también se generaliza la opinión de que los recursos estatales que deberían volcarse a la salud, la enseñanza y los beneficios sociales y jubilatorios, se los traga la corrupción institucional que los desvía hacia los privilegios de la oligarquía y sus funcionarios en los tres poderes del estado. La juventud, los trabajadores y movimientos sociales se han rebelado ante ese atropello.

De modo que racismo y corrupción gubernamental, dos de los pilares básicos de la extrema desigualdad brasileña -octava economía mundial y en el lugar 75 (y en caída) en índice de desarrollo humano (IDH)- empiezan a ser controvertidos por la población. Y la élite económica que no acepta perder sus privilegios entregó el congreso a una banda de ladrones para revertir la situación.

Para ellos y EUA -que ya aplicó la fórmula en varios continentes- la estrategia pasa por un golpe “institucional” ya encaminado, que legalice la violenta represión a aquellos que se opongan y que no acepten el plan burgués e imperialista de abrir un nuevo proceso de acumulación de capital, en base a un pillaje de la economía de los trabajadores, del amplio sub-proletariado precarizado surgido bajo los gobiernos petistas, de los pensionistas y jubilados y sectores populares en general.

Más aún si tenemos en cuenta la trayectoria política del vice-presidente que sustituirá a Dilma. El próximo presidente Michel Temer, fue durante tres ocasiones Secretario de Seguridad en São Paulo, el centro represivo de la dictadura, bajo gobierno de Franco Montoro, fundador del PSDB. Cargo que ejerció para encubrir los crímenes y la tortura de la policía civil y militar del estado, en el período de transición desde la dictadura militar hacia la “democratización”. Por su actividad como Secretario de Seguridad en São Paulo fue electo dos veces diputado de la bancada de la bala y luego pasó a la presidencia de la Cámara de Diputados por su colaboración en la compra de votos -en dinero, concesiones de radio y TV y cargos en todos los escalones del estado- para instaurar la reelección de Fernando Henrique Cardoso (PSDB). Para completar su trayectoria recordemos que fue uno de los testimonios de defensa del mayor torturador y asesino de la dictadura militar: el coronel Brilhante Ustra. A quien Jair Bolsonaro, líder actual de la bancada de la bala del parlamento, dedicó su voto por el impeachment.

Con esa trayectoria -oculta mientras el PT lo aceptaba como vice-presidente de Dilma en la alianza con el PMDB- hoy es el futuro sucesor en la presidencia. Con esa historia política apostar al diálogo democrático con ese crápula es una ingenuidad que la población puede pagar muy caro. Toda orientación que no sea enfrentar con la movilización popular a la banda de ladrones y sus jefes de la oligarquía, desde ya, es una error condenado al fracaso. Y con consecuencias nefastas para el pueblo brasileño.

La silenciosa intervención de EUA en el golpe

Es bueno recordar que Estados Unidos negó toda intervención en el golpe militar de 1964 en Brasil, pero luego apareció la documentación que no sólo probaba su activa intervención pro-golpe, sino que incluso demostraba que tanto EUA como Gran Bretaña habían adiestrado torturadores para la represión militar. Y esa ingerencia en nuestro continente se extendió luego a todos los países en las décadas siguientes. Alguien puede creer que los gobiernos estadounidenses a partir de ahora abandonen su intervencionismo en el continente, cuando tenemos sus ejemplos golpistas recientes en Venezuela (2002) Honduras (2009), Paraguay (2012) y otros varios intentos similares en centro y sudamérica?

Así que el actual, es un silencio cargado de suspicacia, más aún con un Imperio que demuestra amplia decadencia económica luego de sus aventuras militares en Afganistán, Irak y otros países de Asia.

Alguien puede dudar que EUA codicia con avidez el mercado interno y externo brasileño y sus recursos naturales? Y que prevé que el dominio sobre Brasil sea la llave para recuperar su absoluto control sobre todo el continente?

Estados Unidos tiene un partido subordinado que disputó el gobierno de Brasil en las últimas cuatro elecciones nacionales con el PT. Y en ellas fue derrotado. Nos referimos al Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), que representa sin pudor los intereses directos de EUA en el país desde antes de los 90. Desde 1995 a 2002 Fernando Henrique Cardoso (FHC) como presidente brasileño, sometió totalmente el país a la política estadounidense. Con la mayor privatización realizada en la historia de Brasil entregó Telebras -empresa telefónica estatal- a doce compañías privadas que luego se revendieron y convirtieron en una oligopolio que además de dar un servicio pésimo, hoy es el peor y más caro del continente. Y privatizó la minera Vale de Rio Doce -actual Vale- por un vigésimo o menos de sus valor real. Las voluminosas coimas otorgadas al PSDB, por estas privatizaciones sellaron una alianza histórica del Departamento de Estado con ese “partido” que ahora se fortalece con el golpe.

En la campaña electoral de 2014 Aecio Neves -un inútil y corrupto figurón de la oligarquía “mineira”- candidato presidencial del PSDB, se comprometió si ganaba la elección, a nombrar como ministro de “fazenda” a Armínio Fraga, funcionario destacado del Grupo de los 30, el principal organismo financiero privado neoliberal estadounidense e inventor de los “derivados de crédito”, que llevaron a la crisis económica 2007-08, aún no superada. Fraga es un personaje de triste memoria para los asiáticos, pues como gestor del Fondo Soros, ejecutó un ataque especulativo contra Tailandia en 1997, que otorgó al capital financiero un lucro de más de 700 mil millones de dólares. Es decir, Neves se comprometía a entregar la conducción de la economía brasileña en manos de un funcionario sin escrúpulos de la élite económica del capital financiero internacional y socio de Soros.

Por eso EUA no precisó enviar un diplomático para negociar con los articuladores del golpe actual. Esa función la cumple para ellos el PSDB. Por eso tampoco no es sorpresivo que al día siguiente a la votación del impeachment, en un viaje poco divulgado, uno de los líderes del PSDB del senado, Aloysio Nunes, voló hacia Washington en representación de los golpistas para tres días intensos de reuniones con autoridades estadounidenses, líderes políticos, además de lobistas y personas influyentes próximas a Hillary Clinton.

Las reuniones fueron de altísimo nivel: con miembros del Comité de Relaciones Internacionales del Senado: Bob Corker (republicano de Tennessee) y Ben Cardin (demócrata de Maryland); y con el subsecretario de Estado y ex embajador de Brasil, Thomas Shannon.

Hasta aquí el besamanos normal de un representante colonial ante los altos funcionarios del Imperio. Pero para el PSDB y su fijación política con las coimas, el principal evento era un almuerzo con la empresa lobbista de Washington, Albright Stonebridge Group, comandada nada menos que por la ex secretaria de estado de Clinton, la canalla Madeleine Albright -del embargo a Irak que costó la vida a más de medio millón de niños irakíes- y por el secretario de comercio de Bush, ex director ejecutivo de Kellogg, Carlos Gutierrez. Sin lugar a dudas se trató de un recibimiento privilegiado, quizá agendado directamente por FHC. Recordemos que el senador Aloysio Nunes como garantía de transacciones con EUA no es un inexperiente parlamentario: está señalado por reiteradas denuncias de corrupción y de propinas ilícitas de “caja dos” para su campaña electoral y por “intermediar” contratos con Petrobras. Es decir, un personaje que brinda amplias garantías al Imperio.

Un programa económico sin novedades

El programa económico de los golpistas ya empezó a ser esbozado y en algunos aspectos se comenzó su aplicación. Parece difícil que tenga alguna novedad. Todo indica que Brasil quedará bajo la dirección de economistas neoliberales de la versión Consenso de Washington, es decir subordinados a políticas fiscales y monetarias recomendadas para los países sudamericanos por los organismos con sede en Washington: Banco Mundial, FMI, Reserva Federal y Departamento del Tesoro estadounidense.

Es importante dejar claro que los ajustes fiscales en la crisis económica, como el que Dilma Rousseff estaba aplicando desde inicios del 2015 para recuperar la aceptación del capital financiero a su gobierno, se trata de un programa aconsejado para países dependientes, ya que no son los que el próprio EUA aplica en su economía. En la crisis económica 2007-08 Estados Unidos entre esos dos años duplicó el déficit público para recuperar la economía y en los cuatro siguientes (2009-2012) más que triplicó -en cifras globales- los déficit anteriores a la crisis haciéndolos superar más del billón (en español, millón de millones) de dólares anuales. Esto, con la ayuda de la Reserva Federal -entidad privada del capital financiero- que emite los dólares al costo de sus gastos de impresión.

Como nos recuerda el periodista Joao Feres Jr. en Jornal GGN “este programa tiene olor a papeles mohosos de los años 90, relegados luego a las cloacas de la ideología” . Papeles a los que no se han molestado ni pasar un plumero. Y que darán continuidad al ajuste fiscal aplicado por Dilma Rousseff para congraciarse con la burguesía brasileña e imperialista.

Las enormes movilizaciones contra el gobierno petista en 2016, arrastraron a la mayoría de la clase media brasileña y un sector importante de trabajadores y sectores populares afectados por los planes de ajuste fiscal de Rousseff . Planes contrarios a lo prometido por el PT en la campaña electoral del 2014. Que hundieron la economía en una recesión que ya puede medirse como la peor de los últimos 116 años. Con retroceso del producto interno bruto (PIB) del 3,8% en 2015 y 3,5% en 2016 -proyección de organismos internacionales- el sexenio 2011-16 tendrá una media de crecimiento de 0,16% anual, tres veces menor (0,44%) que el sexenio Sarney-Collor que hasta ahora tenía el récord del desastre. Por su parte la desocupación abierta ya sobrepasó los 10 millones de desocupados en enero de 2016, sin contar el subempleo, la precariedad y quienes desalentados ya no buscan más trabajo.

A esta trágica situación económica para los sectores populares el nuevo programa del futuro presidente Michel Temer nos anuncia reducción del gasto público en políticas sociales y gasto ilimitado en beneficio del fundamentalismo de mercado.

Es lo que exigió al futuro “mandatario” Temer, el presidente de la Confederación Nacional de la Industria (CNI): Hay que arrasar con la legislación favorable a los trabajadores y las leyes jubilatorias onerosas “para mejorar el ambiente de negocios”. Esta pretende ser la tónica de la asignación de recursos en la economía, sin ninguna concesión a los sectores populares.

La priorización del sector privado como motor económico y la reducción radical del peso del sector público, tienen en primer lugar la mira dirigida a destruir Petrobras y privatizar el sector petrolero en beneficio de las corporaciones imperialistas que quieren apropiarse del Pre-sal. Orientación iniciada por los gobiernos petistas al aceptar y utilizar la corrupción en Petrobras para financiar campañas electorales o alimentar cuentas offshore. Con el golpe, la privatización pretende abarcar otra magnitud. Va mucho más allá. Sus consignas se sintetizan en dos palabras “ privatizar todo ” como definió sin eufemismos José Olympio Pereira, Presidente de Credit Suisse en Brasil, em discurso reciente en Brazil Conference de Boston.

Los dos primeros objetivos a privatizar son la enseñanza pública y el Sistema Único de Salud. La intención es de liberalización total del mercado interno a la codicia de las transnacionales y la apertura externa sin controles como estrategia fundamental de inserción en la economía mundial. El Alca y todas las variantes del libre comercio vuelven a estar a la orden del día. Incluida ahora la ofensiva estadounidense por la desregulación y apertura suicida de los países respecto a los servicios. Políticas ya demostradas como un total fracaso respecto a la soberanía económica de las naciones, y resistidas en las décadas del 70, 80 y 90 del siglo pasado.

Continuar con el sistema tributario basado en impuestos al consumo, extendiendo aún más la reducción o eliminación de toda clase de gravámenes al capital y sus ganancias y derogando cualquier restricción o impuesto al movimiento internacional de capitales. Incluida la libre remisión de utilidades de las empresas extranjeras a sus sedes centrales. Concesión oportunamente utilizada por las empresas de la industria automotriz durante la crisis de 2007-08. Aquí también debemos dejar claro que el petismo no encaró en ningún momento una reforma del sistema tributario brasileño cuya recaudación proviene en un 44% del consumo lo que rigió durante sus cuatro ejercicios. En este sistema tributario regresivo los mayores impuestos -respecto a sus ingresos- los pagan la mujeres negras, el sector más explotado de la sociedad.

Y como una regla impuesta desde el Plan Real bajo FHC en adelante, los ministros y funcionarios a cargo de la cartera económica, -y en especial del Banco Central- deberán ser personajes pertenecientes y con trayectoria en actividades especulativas del capital financiero.

En ese sentido los gobiernos del PT no rompieron la regla, desde Henrique Meireles, director del Banco Central (2003-2011) bajo presidencia de Lula y proveniente del Banco de Boston, hasta Alexandre Tombini director del BC en la presidencia Dilma Rousseff de 2011 en adelante y proveniente del FMI (2001-2005) Y también los dos últimos ministros de “fazenda” de Dilma Rousseff provienen del capital financiero. Joaquim Levy -que ocupó cargos en Bradesco, en varios departamentos del FMI, del Banco Central Europeo y el Banco Interamericano de Desarrollo- y al salir del Ministerio da Fazenda de Brasil a principios de 2016 fue nombrado Director Financiero del Banco Mundial (BIRD). Es el futuro que espera a Nelson Barbosa, continuador del ajuste fiscal de Levy y actual ministro de economía, que proviene del BNDES- y cuando deje el ministerio que hoy ejerce en Brasil, tendrá de inmediato ofertas de organismos financieros subordinados a EUA.

Y esto es así porque el principal saqueo a Brasil es el del capital financiero a través de la Deuda Pública y Extranjera y los tramposos mecanismos de interés sobre interés, que no responden a ninguna contrapartida de capital otorgado, como ya demostró la auditoría pública de la deuda realizada en Ecuador bajo gobierno de Correa. El fraude de la deuda en Brasil es el pilar fundamental de la desigualdad social del país. De los cuatro ejercicios presidenciales del PT, sólo unos pocos meses se intentó reducir las tasas de interés que rigen en el país y lo someten a un pillaje del capital financiero nacional e internacional. Durante la mayor parte de los cuatro gobiernos petistas se aceptó las imposiciones de los rentistas nacionales, las 20 mil familias más ricas de Brasil que detentan el 80% de los títulos públicos en el país. Y las exigencias de la banca extranjera, las entidades intermediarias de la colocación de la deuda y los fondos de inversión imperialistas que lucran con ella.

Mientras en Brasil la tasa de interés impuesta en 2016 por el gobierno Rousseff es 14,25%, tanto en EUA como en otros mercados de capitales del mundo las tasas de interés son cercanas a cero o directamente negativas.

El resultado de este saqueo es que la deuda acumulada en 2015 alcanzó casi un billón de reales (R$ 962 mil millones). Al ritmo de un crecimiento de 2.630 millones diarios . Lo que transformó a la deuda interna en casi 4 billones de reales (3.936 billones) y la deuda externa en más de medio billón de dólares (más de 545 mil millones de dólares). Y este despojo que con certeza continuará y crecerá bajo una presidencia de Temer, es responsabilidad directa del gobierno petista, que en su idilio con el capital financiero internacional fue incapaz de enfrentar su pillaje con una auditoría ciudadana de la deuda.

Agitación Juvenil y huelgas de profesores

El objetivo de los golpistas de privatizar la enseñanza pública no es una batalla futura ya se está desarrollando en los principales estados de Brasil.

El PSDB desde los estados que gobierna adelantó los primeros proyectos de privatizar la enseñanza en 2015. En Paraná, Beto Richa (PSDB) elegido gobernador en 2014 quiso aplastar a los profesores con la violencia policial poco después de asumir. Encontrando una resistencia feroz de los educadores y perdiendo toda credibilidad a meses de su elección.

En São Paulo la privatización de la enseñanza fue la razón de las ocupaciones de escuelas de noviembre\diciembre de 2015 por los secundaristas. Las ocupaciones y las movilizaciones em SP obligaron a renunciar al secretario de enseñanza del estado Herman Voorwald, que luego de enfrentar la más larga huelga de profesores estaduales -89 días- comenzó el plan privatizador de la enseñanza secundaria cerrando 92 colegios y desplazando a otros centros de enseñanza a más de 300 mil estudiantes. Los secundaristas de São Paulo derrotaron el plan de cierre de escuelas públicas de uno de los gobernadores más reaccionarios del PSDB, Geraldo Alckmin con más de 200 ocupaciones de colegios y enfrentamientos con los letales PMs paulistas, los campeones del crimen policial en el país. En principios de 2016, el nuevo secretario de educación de SP Renato Nalini comenzó por prometer mucho diálogo, impulsando el mismo plan privatizador.

Estos choques en SP estuvieron precedidos por un programa privatizador similar en el estado de Goias donde también hay un gobierno del PSDB. El gobernador Marconi Perillo en 2015 tomó por sorpresa a educadores y estudiantes e impulsó la privatización radical de la enseñanza. Pero luego de la experiencia estudiantil en SP, en 2016 los estudiantes del estado de Goiás, en el centro oeste del país, ocuparon decenas de escuelas y se enfrentaron a la represión policial en lucha contra los recortes y la privatización de la enseñanza en ese estado. El 31 de marzo de 2016, el gobernador Marconi Perillo (PSDB) fue condenado por la justicia de Goiás por improbidad con separación del cargo y pérdida de los derechos políticos por cinco años. Otro indicador de que a banda de ladrones no está circunscripta a los delincuentes que coparon el parlamento.

En João Pessoa, Paraíba, en febrero de 2016 estudiantes secundarios manifestaron contra el aumento del transporte junto a trabajadores y en marzo los estudiantes de la universidad federal ocuparon el rectorado y estuvieron más de 153 horas en huelga de hambre contra los recortes educativos.

En Río de Janeiro, tomando el ejemplo victorioso de los secundaristas de São Paulo, estudiantes universitarios y secundarios salieron a la lucha junto con los profesores contra los ajustes fiscales a la educación aplicados por el gobernador del PMDB, Luiz Fernando Pezão. El gobernador, que condujo los fraudes en las obras para las olimpíadas de 2016, culpó la falta de recursos a la disminución de la recaudación de los royalties del petróleo que cubren el 30% del presupuesto del estado. Sin mencionar las exenciones fiscales concedidas a las empresas en medio del espejismo petrolero del pre-sal. Llegaron a 70 los colegios ocupados, creando grupos de trabajo y organizando debates sobre la educación y el país. Los alumnos cuentan con apoyo de los padres y los profesores. El movimiento de ocupación es horizontal como en São Paulo, las decisiones se toman en asamblea, donde sólo los alumnos tienen voz.

Igual que en São Paulo, los estudiantes encontraron en los locales cantidad de material de estudio sin uso, marcado para descarte. Altoparlantes, material de laboratorio e instrumentos musicales, guardados sin ninguna preocupación por su deterioro. En Queimados en la Baixada Fluminense los colegios están cribados de goteras, lámparas quemadas, paredes cayendo, residuos de todo tipo, nidos de palomas y murciélagos y otra infinidad de problemas.

La experiencia paulista los previno de ONGs y organizaciones estudiantiles como “Estudiantes por la libertad” -de origen made in USA- y políticas que pueden tratar de copar el movimiento. Alertando que toda ayuda es bienvenida, mientras los alumnos ocupantes mantengan el derecho exclusivo de sus decisiones. El movimiento que ya se prolonga por más de un mes se auto bautizó como “Ocupa Tudo”

En São Paulo, Belo Horizonte y Porto Alegre se desarrollaron también manifestaciones de la juventud contra los aumentos de los boletos y en esta última capital, masivas manifestaciones triunfaron obligando al gobierno a retroceder.

En la actualidad el enfrentamiento con los estudiantes en SP es alrededor del mayúsculo fraude privatizador del gobierno Alckmin con la merienda escolar. Allí el gobierno corrupto del estado y empresarios ladrones se enriquecen robando el alimento de los estudiantes. En abril las manifestaciones multitudinarias juveniles cerraron la Avenida Paulista en dos oportunidades. Los últimos acontecimientos de la movilización juvenil y estudiantil fueron la ocupación y desalojo por la policía del Centro Paula Souza tomado por quienes reivindican almuerzo y recursos, en las escuelas técnicas estaduales. Y acusan al nuevo secretario de educación de SP de pretender aplicar la misma reforma derrotada en diciembre de 2015. Los desalojados del CPS se sumaron a otras ocupaciones de escuelas técnicas.

Perspectivas poco halagüeñas

La movilización estudiantil de las generaciones que cumplen su mayoría de edad en las dos primeras décadas del siglo, está a la vanguardia del enfrentamiento a una clase política degradada e infame. De ella nada se puede esperar, desde que el PT renunció a hacer política por medio de la movilización social y abrazó la conciliación de clase con la burguesía. Y de esto amplios sectores de la juventud ya es consciente.

La generosidad juvenil y su rechazo a la clase política brasileña es un ejemplo y una esperanza. Pero se está lejos aún de iniciar un proceso que cuestione el orden social existente. Para esto se precisa unificar el descontento popular y enfrentar sin tregua al sistema político-económico en decadencia. Está lejos de perfilarse un movimiento social-político nacional que cumpla con esta tarea. Y a partir del 11 de mayo el país estará sin restricciones en manos de una banda de ladrones.

Referencias

Glenn Greenwald, Andrew Fishman y David Miranda. Brazil Is Engulfed by Ruling Class Corruption and a Dangerous Subversion of Democracy The Intercept. 18 de marzo 2016.

https://theintercept.com/2016/ 03/18/brazil-is-engulfed-by- ruling-class-corruption-and-a- dangerous-subversion-of- democracy/

Joana de Moraes Monteleone. Ainda vivemos sob o Judiciário da Ditadura

http://desacato.info/ainda- vivemos-sob-o-judiciario-da- ditadura/

Joâo Feres Jr. A Pinça antidemocrática

http://jornalggn.com.br/ noticia/a-pinca- antidemocratica-por-joao- feres-jr

Jose Eustáquio Diniz Alves. O sexénio (2011-16) perdido e a crise fiscal. EcoDebate

https://www.ecodebate.com.br/ 2016/02/03/o-sexenio-2011-16- perdido-e-a-crise-fiscal- artigo-de-jose-eustaquio- diniz-alves/

Maria Lucia Fattorelli. Dividômertro 2015.

http://www.auditoriacidada. org.br/

Mauricio Fidalgo. E as ocupações de escolas chegam ao Rio.

http://outraspalavras.net/ outrasmidias/destaque-outras- midias/e-as-ocupacoes-de- escolas-chegam-ao-rio/

 

http://www.rebelion.org/

 

 

Temor del 1% a los de abajo, causa del impeachment

Raúl Zibechi

 

La pregunta decisiva, ante la crisis brasileña, debería ser: ¿por qué los grandes empresarios que habían apoyado a Lula y a Dilma rompieron con los gobiernos del PT y lanzaron una potente ofensiva hasta conseguir la destitución? La ofensiva de la derecha brasileña contra la presidenta Dilma Rousseff fue producto de un viraje abrupto, a consecuencia de la intensificación de las luchas de clases, en particular de los pobres, negros y habitantes de las favelas.

Para dilucidar esta hipótesis es necesario reconstruir lo sucedido en los años pasados. Los hechos dicen que el punto de inflexión en la tolerancia de la burguesía sucedió en 2013. Con la distancia del tiempo es posible mostrar la confluencia entre diversos sectores de trabajadores y de jóvenes en una coyuntura que permitió dar un enorme salto cualitativo en la capacidad de movilización de los sectores populares. Para ello veremos tres hechos: las movilizaciones de junio de 2013, el alza notable de las huelgas y la creciente organización de los diversos abajos.

Sobre el primer punto hemos hablado bastante: en junio de 2013 millones de jóvenes ganaron las calles contra el aumento al transporte urbano y la represión policial, en acciones que deben comprenderse como una gigantesca denuncia contra la desigualdad que los gobiernos del Partido de los Trabajadores no modificaron, aunque hayan disminuido la pobreza. Hoy sabemos que la desigualdad no sólo no cayó, sino que tiende a aumentar, incluso en los periodos de bonanza económica, cuando el uno por ciento acaparaba 25 por ciento de la riqueza, porcentajes que habrán subido durante la presente crisis.

La segunda se relaciona con las huelgas. Las luchas obreras en Brasil habían alcanzado un pico luego de la salida de la dictadura, en el periodo de aprobación de la nueva Constitución Federal en 1988 y las primeras elecciones presidenciales directas en 1989. En esos años se alcanzó un pico histórico de mil 962 huelgas, en 1989, y algo menos en 1990, para descender abruptamente en la década neoliberal y estabilizarse bajo los dos gobiernos de Lula en torno a 300 huelgas anuales.

En 2013 se produjo un aumento repentino de las huelgas (aunque en 2012 ya habían crecido), batiendo el récord de la serie histórica de los 30 años pasados. Según el informe del Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Económicos, Balance de las huelgas en 2013 ( http://goo.gl/o35Wi6 ), ese año hubo 2 mil 50 huelgas. Pero el crecimiento cuantitativo es un dato que no alcanza a mostrar los fuertes cambios registrados en las protestas.

El informe citado destaca que hubo una expansión de las luchas hacia sectores que habitualmente no se movilizan. Sostiene que hubo un desborde de las categorías profesionales más frágiles, tanto desde el punto de vista de las remuneraciones como por las condiciones de trabajo, salud y seguridad . Se refiere, de modo particular, a los trabajadores de la industria de la alimentación y la limpieza urbana.

En la industria frigorífica trabajan 800 mil personas, de las cuales entre 20 y 25 por ciento presentan problemas de salud, ya que realizan entre 70 y 120 movimientos por minuto, cuando se recomienda no superar 35. En 2010, 70 por ciento de los obreros de la multinacional Brasil Foods sufrían dolores por el trabajo, y 14 por ciento pensaron en suicidarse por la presión a que los someten ( http://goo.gl/x0Bxfi ). Un joven que ingresa a la industria a los 25 años, a los 30 ya tiene lesiones irreversibles.

Los trabajadores de la limpieza urbana de Rio de Janeiro realizaron una huelga memorable durante el carnaval de 2014 y consiguieron aumentos de 37 por ciento en sus salarios. Fue una huelga masiva y combativa que se sostuvo con base en la democracia directa, desconociendo al sindicato burocrático ( http://goo.gl/zvl58G ). La inmensa mayoría son negros y mestizos que viven en las periferias urbanas y en las favelas.

En 2014 irrumpieron las camadas menos calificadas y peor pagadas de la clase trabajadora, alentadas por las movilizaciones de junio de 2013 e impulsa-das por la crisis que se comenzó a sentir en 2012.

La tercera cuestión consiste en el aumento de la organización y el activismo en las favelas, donde viven los brasileños más pobres. El 24 de junio de 2013, mientras millones se manifestaban en paz en las avenidas, la policía ingresó disparando al Complexo da Maré, en Rio de Janeiro, y asesinó a 10 jóvenes negros. Es lo común. Lo diferente fue la respuesta de los favelados: 5 mil vecinos cortaron la estratégica avenida Brasil durante dos horas. Fue el comienzo. En julio, las acciones se multiplicaron por la desaparición del obrero Amarildo de Souza en la Unidad de Policía Pacificadora (UPP), de la favela Rocinha.

En diciembre y enero sucedieron los rolezinhos de miles de jóvenes pobres que se reúnen en los shoppings y desafían, bailando, a la policía. De ahí hubo decenas de reacciones a la brutalidad policial. Los favelados neutralizaron el control y comenzaron a organizar en muchas favelas grupos culturales, de denuncia, de defensa de los derechos humanos, que se conectan con otros grupos de otras favelas. Han perdido el miedo.

Los de abajo relanzaron su lucha por la dignidad y por la vida. Fue la señal de alarma para los de arriba. En uno de los países más desiguales del mundo, donde las clases coinciden con el color de piel, el clasismo y el racismo se expresan con la brutal violencia que caracteriza a las sociedades coloniales. Porque Brasil debe ser analizada como sociedad colonial, donde la acumulación de capital se apoya en la segregación que supone el no reconocimiento de la humanidad de los de abajo.

La crisis ha develado que la democracia es apenas el taparrabo que usan los de arriba para esconder sus vergüenzas: la primera y básica es que no están dispuestos a compartir el pastel con negros y mestizos. Para ellos, sólo las migajas que sobran. Pero el problema es otro: nos creímos el cuento. Unos por conveniencia. Otros por pereza o miedo.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/05/13/opinion/015a2pol

 

Dilma y el suicidio del “progresismo”


Carlos Carcione


Lamentablemente ocurrió. Luego de unos pasos de tragicomedia del presidente de reemplazo en la Cámara de Diputados, el Senado brasilero aprobó el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff.
  La salida del PT del gobierno, después de 13 años, plantea preguntas necesarias que merecen respuestas urgentes.
  No se trata solamente de la maniobra de una casta política corrupta sin sustento de legitimidad, que lo es. 
Tampoco es estrictamente un golpe de estado, tal como los entendemos en América latina. Que el enemigo es perverso es una lección básica que se debería haber aprendido hace tiempo, por eso, no se trata simplemente de lo que hicieron los enemigos o los “traidores”. Se trata, sobre todo, de entender qué hizo mal, o mejor dicho qué es lo que dejó de hacer de lo que debía el partido de Lula.

La trampa fue orquestada desde las cúpulas del capital, los grandes medios y los partidos más conservadores y de derecha pero el PMDB, partido aliado de Dilma en el gobierno, fue la carta de triunfo. Una maniobra que Michel Temer dirigente de ese partido y por 6 años vicepresidente de Rousseff, facilitó y ayudó a construir. Fue realizada a plena luz del día.
  Estuvo frente a las cámaras y en las portadas de los periódicos por meses. Desde lejos se pudo apreciar como la conspiración se desarrollaba, cómo la artificio destituyente crecía

Y cómo el PT, el icono del llamado pos neoliberalismo en nuestro continente, dejaba ver su proceso de adaptación a un régimen corrupto y elitista, al decidir confiar más en la negociación con los bandidos, antes que apelar a la participación soberana del pueblo para romper la maniobra.
  Pero: ni la maniobra fue inesperada, ni ocurrió de “golpe”.

Hoy, desde los sectores afines al “progresismo”, se habla del desprecio de los parlamentarios que habilitaron el juicio político por los 54 millones de votos que reeligieron a Dilma en 2014, lo que es cierto. Pero nada se dice que la diferencia con la que ganó Dilma fue la más pequeña en una elección presidencial desde la salida de la Dictadura, apenas 3 millones de votos más que el derechista Aécio Neves que obtuvo algo más de 50 millones. Y menos se señala que el registro electoral habilitaba a 146 millones de ciudadanos a votar. 
Es bueno recordar que la diferencia fue menor todavía que la que obtuvo Collor de Melo sobre Lula en 1989, y también que Collor fue destituido de la misma forma que lo está siendo Dilma, tampoco se le comprobó delito.

Pero si vemos estos números como una fotografía, el hecho que parece saltar a la vista, es que esta crisis política y la maniobra con la que la clase dominante de Brasil intenta resolverla, se está desarrollando bajo la mirada indiferente de más de un tercio de la población brasileña por la suerte que corran sus “dirigentes” políticos.
Y hace evidente el desgaste y la pérdida de base de la experiencia del PT.

Dilma, Lula y el PT recibieron una alerta temprana del deterioro y el malestar de la población con su gobierno y la desoyeron, ratificando el rumbo que esa alerta cuestionaba. 
  En el movimiento conocido como las jornadas de junio, en el 2013, millones ganaron las calles reclamando que el transporte público, la salud, la educación, la vivienda, en fin las necesidades populares postergadas, tuvieran el mismo trato que tuvo la inversión pública para el Mundial de Futbol.  
Querían para sus necesidades “Padrao FIFA”, y frente a este reclamo, el gobierno prometió pero no cumplió. 
El movimiento de junio, quedó registrado como el despertar de la indignación popular. Nada fue igual en la relación del PT con su base social desde entonces.

Se cuestiona también el carácter corrupto de los que impulsan la destitución, lo que es verdad. Pero se omite la complicidad estructural del PT con ese flagelo. La promiscuidad entre el gran capital privado, los negocios públicos y los dirigentes de los partidos tradicionales, conforman un modelo miserable de hacer política. 
La investigación conocida como Lava Jato, antecedente judicial de esta crisis, involucra a gran parte de la clase política de todos los partidos, incluido el PT en una trama escandalosa de corrupción. Y es lógico que Michel Temer haya nombrado como ministros, apenas asumir el reemplazo de Dilma, a dirigentes involucrados en esa investigación.
Pero este fenómeno no es nuevo: a poco de asumir, Lula su primer mandato estalló otro caso similar conocido como Mensalão , por el cual pagó cárcel uno de los dirigentes histór icos del PT y presidente del partido entonces, Joao Dirceu.
La corrupción es el sistema. En todo caso, los hechos confirman el fenómeno de adaptación del PT a ese sistema de negociación política que es lubricado con fondos negros del sector privado recompensados por fondos grises de origen público.

Otro cuestionamiento que ha circulado es el carácter antidemocrático del régimen electoral brasilero. 
Este facilita, por ejemplo, que una parte importante de los diputados puedan serlo casi sin haber obtenido votos. Pero aquí el problema es el mismo, en 13 años de gobierno el “progresismo” no modifico ese mecanismo. Una de las promesas de primer minuto de Dilma en medio de las Jornadas de Junio fue la necesidad de una Constituyente que ampliara el espacio y los procedimientos electorales. 
Sin embargo el resultado de esta promesa fue que las modificaciones que se introdujeron desde el parlamento, hacen al sistema todavía más antidemocrático y elitista que antes.
Por fin, en el momento de mayor crisis económica de las últimas dos décadas, la dirección del PT prometió antes de la segunda vuelta electoral del 2014 mantener las mejoras de sus gobiernos anteriores y superarlas. Pero una vez asumida, Dilma eligió como ministro de Finanzas al que iba a ser designado por su oponente de derecha, Aécio, y dio inicio a un programa de ajuste neoliberal.
En síntesis, donde hacía falta desmontar la corrupción y desmantelar la relación promiscua entre negocios y política eligió dejar todo como estaba y adaptarse a esa relación. Donde para ampliar la participación de los ciudadanos era necesario modificar el sistema electoral para hacerlo más democrático eligió profundizar el modelo y optó por menos democracia. 
Frente a la crisis económica, donde la alternativa era entre atender las demandas populares o elegir el camino del ajuste, optó por las clásicas medidas neoliberales.  
O como señalaron en su momento Pedro Stedile del movimiento de los campesinos sin tierra o Frei Beto, donde debía apoyarse en los movimientos sociales para buscar las transformaciones necesarias, eligió la conciliación con los sectores del privilegio, facilitando el trabajo de los que hoy impulsan la destitución de Di lma y la salida del PT.

Así, al decidir como lo hicieron frente a cada una de esas opciones y sobre todo, puestos en el brete de optar entre la negociación con sus verdugos o devolverle el poder al pueblo convocando nuevas elecciones, Dilma, Lula y el PT eligieron el camino que lleva al suicidio del “progresismo”


Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=212267&titular=dilma-y-el-suicidio-del-%93progresismo%94-

 

 

 


 
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